Las verduras son fundamentales en una dieta saludable y equilibrada por su alto contenido en vitaminas, minerales y fibra. La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo diario mínimo de 400 gramos de frutas y verduras, ya que su consumo contribuye a la prevención de enfermedades como el cáncer, diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.
Llevar una vida sana es sinónimo de alimentación saludable y ejercicio físico. Los vegetales son alimentos reguladores indispensables en cualquier dieta, especialmente, en la de los deportistas. Las personas que practican deporte tienen que tener muy presente la importancia de estos alimentos sobre su salud y sobre el rendimiento físico. Un déficit de verduras puede provocar calambres, tensiones musculares o cansancio elevado.
Las verduras aportan micronutrientes como las vitaminas y los minerales, esenciales para el cuerpo humano ya que este no es capaz de producirlos por sí solo. Desempeñan un papel fundamental en los procesos de preparación y recuperación del organismo ante cualquier actividad deportiva y mantienen y reparan tejidos corporales.
Las vitaminas que aportan las verduras intervienen en muchos procesos metabólicos. Participan en la obtención de energía y en la síntesis de sustancias y estructuras vitales como las hormonas o las proteínas, tan importantes en el mantenimiento y crecimiento muscular.
Las espinacas o los guisantes son ricos en vitamina B2, fundamental en el metabolismo energético, es decir, en el conjunto de reacciones químicas necesarias para la producción de energía y el mantenimiento de la vida.
Otras verduras como la coliflor o el tomate son ricas en vitamina B8, importante en el funcionamiento del sistema nervioso y circulatorio y en la producción de energía. La carencia de vitamina B8 provoca dolor muscular y fatiga.
Las verduras y hortalizas de hoja verde como las espinacas, acelgas, canónigos o brécol son ricas en vitamina B9 o ácido fólico. Vitamina necesaria para el crecimiento y reparación de las células musculares, que también interviene en la formación de glóbulos rojos, importantes en el rendimiento deportivo y en el aumento de resistencia física.
La vitamina C, presente en pimientos y tomates entre otros, interviene en la formación de colágeno que resulta vital en el crecimiento y mantenimiento de huesos, tendones y ligamentos así como en la recuperación de fracturas o lesiones deportivas.
Los vegetales de hoja verde suponen el grupo con más vitaminas. Además de las vitaminas ya citadas, poseen vitamina A, E y K. La vitamina A interviene en la formación de tejidos. La E es fuente de antioxidantes, repara tejidos dañados e interviene en la formación de glóbulos rojos. Por otro lado, la vitamina K desempeña un rol fundamental en la coagulación de la sangre y la cicatrización de heridas y lesiones
Los minerales son esenciales en la práctica deportiva porque participan en procesos de obtención de energía, síntesis de sustancias, función muscular y transporte de oxígeno.
El magnesio y el potasio, presentes en verduras de hoja verde principalmente, son de gran importancia porque participan en la relajación y en la contracción muscular y en una mejora del rendimiento físico.
El magnesio interviene en la formación y reparación de tejidos, tendones y cartígalos y en el correcto funcionamiento del aparato locomotor. Para que el cuerpo se adapte al esfuerzo y mejore resistencia, y para evitar calambres y debilidad, es esencial el consumo de verduras como habas, espinacas o judías.
El potasio se encuentra en tomates, champiñones, coles o calabacín. Participa en el crecimiento muscular y logra mantener una hidratación adecuada en el organismo durante la actividad física. La falta de potasio provoca debilidad muscular y cansancio.