Muy típicas de la comida oriental, las gyozas pueden parecer difíciles de hacer pero la receta de gyozas caseras es súper sencilla y si, además, usamos verdura ultracongelada, las tendremos listas en muy poco tiempo. Las verduras ultracongeladas mantienen todo el sabor, nutrientes y propiedades y, además, son la mejor opción para optimizar tiempo en la cocina.
En una sartén a fuego medio, ponemos las verduras ultracongeladas con un chorrito de aceite de oliva. Dejamos que se doren al gusto y añadimos la carne picada, el ajo troceado y media cucharadita de sal. Si te gusta el picante, puedes añadir un poquito de salsa kimchi coreana. Le dará un sabor especial y un ligero toque picante a las gyozas. Removemos bien a fuego bajo sin dejar que se haga la carne del todo, tiene que estar un poco rosada. Retiramos del fuego y dejamos reposar.
Las obleas de gyozas, se utilizan de forma similar a las de empanadillas caseras de toda la vida. Ponemos una oblea sobre una superficie lisa con un poco de agua para que no se pegue y colocamos en el centro una cucharada del relleno. Con los dedos mojados, humedecemos el borde interior de la oblea, dóblala la doblamos por el centro y vamos haciendo pliegues, uno sobre otro y de izquierda a derecha, hasta conseguir la típica forma de saquito cerrado que tienen las gyozas. Puede parecer complicado pero, una vez le cojas el truco, te saldrán como si hubieras vivido toda la vida en Asia.
Cuando terminemos de elaborar las gyozas, ponemos a calentar una sartén antiadherente con un chorrito de aceite de girasol. A fuego medio, colocamos las gyozas con la parte doblada hacia arriba para que se tuesten un poco por la parte inferior. Mientras, preparamos un bol con agua y una cucharada de maicena y echamos la mezcla en la sartén hasta que queden las gyozas medio cubiertas. Tapamos la sartén y dejamos reducir hasta que el agua desaparezca, consiguiendo unas gyozas tiernas y esponjosas.
Con una espátula blanda, las retiramos de la sartén con cuidado de no romperlas y las servimos junto a un pequeño bol de salsa de soja. ¡Y a comer!