La Universidad de Georgia ha publicado un estudio comparativo que analiza el contenido de nutrientes en frutas y verduras, congeladas y frescas. Los resultados de la investigación han concluido que los productos congelados cuentan con los mismos nutrientes y vitaminas que los frescos.
Los investigadores analizaron, durante dos años, alimentos como el brócoli, la coliflor, guisantes, espinacas, maíz, arándanos, judías verdes y fresas tanto en su versión fresca (pasados cinco días en el frigorífico) y congelados.
El estudio desvela que hay poca variación en la concentración de nutrientes, y que, en componentes como la vitamina C, la vitamina A y el ácido fólico, las verduras y frutas congeladas alcanzan valores superiores.
El motivo se explica porque trascurre muy poco tiempo entre la recolección y la congelación, por lo que los vegetales conservan muy bien todas sus cualidades nutritivas, siendo incluso en ocasiones superior su contenido en vitaminas y minerales. Por ejemplo, la cantidad de vitamina C que aportan las espinacas frescas consumidas a los tres días de su recogida es menor que las que proporcionan las espinacas congeladas.
El consumo de verdura fresca implica un proceso más lento. A veces pasan semanas hasta que llega al consumidor final ya que tiene que ser almacenada, transportada y distribuida en los comercios. Durante este tiempo, los alimentos pueden perder progresivamente sus vitaminas y minerales.
La investigación está disponible y publicada en la en la revista especializada Journal of Food Composition and Analysis