La judía verde, Phaseolus vulgaris L., se encuentra durante todo el año, por su cultivo en invernadero, pero el mejor momento para su consumo es entre abril y septiembre. En el caso de producto congelado, suele iniciarse a finales de junio hasta mitad de octubre.
Presentan una vaina comestible con forma alargada, de color verde y de sabor suave y dulce. Cuando las semillas de la vaina se desarrollan y secan pasan a ser alubias.
El 90% de su composición es agua lo que favorece su bajo aporte calórico, convirtiéndola en un alimento ideal en dietas hipocalóricas.
Su importante contenido en agua y potasio, y la baja proporción de sodio potencian su acción diurética siendo beneficiosa en casos de hipertensión, gota, cálculos renales y retención de líquidos.
El alto contenido en fibra contribuye a la reducción del colesterol en sangre y al buen control de la glucemia en individuos que padecen diabetes, además de prevenir el estreñimiento y reducir enfermedades relacionadas con el tracto gastrointestinal, como el cáncer de intestino grueso.
Son buena fuente de vitaminas y antioxidantes. Poseen vitamina C, provitamina A y magnesio, muy beneficiosos para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
La judía verde es aconsejable para mujeres embarazadas, gracias a su contenido en folatos ya que una deficiencia de esta vitamina puede dar origen a espina bífida en el recién nacido.