De la huerta al congelador, paso a paso todo el proceso
El proceso que siguen las verduras congeladas suele ser un gran desconocido para la población. El agua es el componente principal de los alimentos que tomamos, por lo que, congelar un alimento significa congelar el agua que contiene.
Cada año, las empresas que conforman este sector recogen las verduras de temporada de los campos españoles repartidos por toda la geografía, Una vez que las verduras son recolectadas se trasladan rápidamente a la fábrica para someterlas a un sencillo pero innovador proceso.
En la fábrica se lavan para retirar la tierra y la suciedad que puedan tener y se sumergen en agua hirviendo durante unos minutos, un proceso denominado escaldado. El escaldado es una técnica culinaria que permite la inactivación enzimática, ablanda el alimento, y permite una mejoría en la conservación de estos alimentos.
Una vez cocidas, se congelan a gran velocidad para que el producto final conserve toda su calidad. Este proceso suele realizarse a nada menos que temperaturas inferiores a -20ºC.
Como trascurre muy poco tiempo entre la recolección y la congelación, los vegetales conservan muy bien todas sus cualidades nutritivas, siendo incluso en ocasiones superior su contenido en vitaminas y minerales. Por ejemplo, la cantidad de vitamina C que aportan las espinacas frescas consumidas a los tres días de su recogida es menor que las que proporcionan las espinacas congeladas. En general, son alimentos que constituyen una importante fuente de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes capaces de fortalecer y proteger de numerosas patologías.
El consumo de verdura fresca implica un proceso más lento. A veces pasan semanas hasta que llega al consumidor final ya que tiene que ser almacenada, transportada y distribuida en los comercios. Durante este tiempo, los alimentos pueden perder progresivamente sus vitaminas y minerales.
Gracias al proceso de ultracongelación, se impide el desarrollo de microorganismos, se mantiene la calidad del producto, se evita la pérdida de nutrientes y aumenta su vida útil sin alterar sus cualidades organolépticas.
Además, recordar que entre las ventajas de las verduras congeladas destaca que pueden conseguirse fuera de temporada, por lo que están al alcance de todos durante todo el año. Son medioambientalmente sostenibles, ya que llegan al consumidor limpias, enteras o troceadas, por lo que no generan desperdicios, y son de uso fácil y rápido, ya que se presentan listas para cocinar.
En definitiva, la industria de verduras congeladas supone un producto único a nivel nutricional y gastronómico que, además cuenta con la ventaja de poder disfrutarse siempre.
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