¿Qué es aconsejable comer cuando sube la temperatura?
La Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados (ASEVEC) advierte del peligro de deshidratación -sobre todo atención a menores y mayores de 60- ante los meses de más calor, e insiste en la recomendación de llevar una alimentación sana y equilibrada también durante las vacaciones de verano.
En verano, con la llegada del calor extremo, el cuerpo se deshidrata con mayor facilidad y es importante encontrar fuentes que aseguren la hidratación necesaria, minerales y proteínas, para evitar los golpes de calor.
Durante estos meses se debe intentar mantener un equilibrio entre la cantidad de líquido que entra y la que sale del organismo, para mantener las células hidratadas. Para ello, los especialistas aconsejan consumir una media de dos a dos litros y medio de líquido. Ya sea en forma de bebida o en los alimentos (sopas, frutas y verduras…).
La clave para disfrutar de una buena alimentación en verano, consiste en ingerir platos fríos y ligeros, y hacer de las frutas y verduras el plato principal en cada comida. Además de tener en cuenta otros factores, tales como respetar las horas de las comidas, seguir haciendo 5 comidas al día, comer sin prisas realizando una buena masticación que favorezca la digestión y evite problemas intestinales, y respetar el periodo de digestión antes de zambullirse en el agua.
Una buena forma de mantener esa hidratación necesaria, consiste en introducir las ensaladas enriquecidas con verduras congeladas, como alternativa y plato principal en la dieta estival.
Las verduras congeladas proporcionan a nuestro organismo vitamina C, carotenos, folatos, hidratos de carbono, fibra y sales minerales. Son muy fáciles de preparar, y por su elevado contenido en agua y otros nutrientes esenciales para nuestro organismo, sacian el hambre y la sed y contribuyen a mantener la piel nutrida e hidratada, protegiéndola del sol.
Atendiendo a sus características principales, las verduras congeladas benefician al organismo en verano de la siguiente forma:
- Aportan vitalidad. Las verduras son fuente de vitaminas que regulan numerosos procesos orgánicos, tales como el buen funcionamiento del sistema nervioso.
- Hidratan y refrescan el cuerpo. Entre el 85-90% de la composición de las verduras es agua. Comerlas en ensalada es una forma sencilla y muy rápida de hidratar el cuerpo cuando sube la temperatura.
- Protegen la piel. A través de las ensaladas y la inmensa variedad que permiten, se puede aportar al organismo los nutrientes necesarios para mantener la piel en perfecto estado y protegerla de los rayos solares. Las hortalizas de colores vivos (zanahoria, pimientos, tomates, coles…) aportan betacaroteno, que se transforma en vitamina A, que renueva la piel y las mucosas, y la vitamina C, que mejora la producción de colágeno, la proteína que retrasa el envejecimiento de la piel.
- Depuran el organismo. Las ensaladas a base de verduras proporcionan una instantánea acción diurética, desintoxicante y depurativa, gracias a su riqueza en potasio, agua y al bajo aporte de sodio, así como a su contenido de aceites esenciales capaces de dilatar los vasos renales.
- Regulan la función intestinal. Por la riqueza en fibra de las verduras, resultan laxantes, por lo que previenen o mejoran el estreñimiento.
- Protegen el corazón. Los vegetales contienen grandes cantidades de antioxidantes (caretenoides, betacaroteno, ácido alfa-lipoico, licopeno, vitamina C, vitamina E, flavonoides, selenio…) por lo que son aliados para cuidar las funciones cardíacas.
- Contienen nutrientes y bajas calorías. Las verduras son sabrosas y nutritivas, incluyendo muy pocas calorías en la dieta diaria.
Teniendo en cuenta, la importancia de incluir las verduras en la dieta de cualquier persona, y en cualquier momento del año, las verduras congeladas, por su parte, son una excelente alternativa a las denominadas “frescas”. Gracias a su proceso de ultracongelación, no solo retienen las vitaminas, las fibras y los minerales, sino que además la congelación impide el desarrollo de microorganismos, mantiene la calidad del producto, evita la pérdida de nutrientes y facilita la compra de algunas variedades que están fuera de temporada.
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